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lunes, 27 de junio de 2011

Espejos del alma

Dos cositas: me decía mi amigo José Luis que faltaba el collar de perlas y no, no faltaba: hasta ahí podríamos llegar. La segunda maldad: la cara que aparece en segundo plano es digna de una monografía entera.
Espectacular.
Vaya por delante que he intentado resistirme a la tentación, pero como en el chiste, la mejor manera de resistir es entregarse a ella, así que vamos al taco. Me fijo en la foto de María Dolores Cospedal en la fiesta del Corpus y me vienen muchas cosas a la cabeza y todas de golpe, de manera que voy a intentar poner las cosas en fila, que si no, no hay manera.
La foto, en su conjunto, podría, perfectamente, pertenecer a un reportaje del antiguo Blanco y Negro de la década de los 50 o de los 60. No hay nada, salvo el color, fuera del lugar que marca el libro del buen hacer de esa rancia sociedad manchega que establece el protocolo de las buenas costumbres “de toda la vida”. En la cara hay satisfacción, alegría, felicidad y un misticismo semejante al de otra ilustre de nuestro panorama político, Leire Pajín, cuando anunciaba la conjunción estelar de las voluntades de Zapatero y Obama. No es machismo, pero la pregunta surge directa: ¿Son las caras de nuestras políticas más vulnerables a la transmisión de las emociones que las de nuestros políticos?
Los estudiosos del lenguaje corporal (Flora Davis, La comunicación no verbal) llegan a establecer proporciones asombrosas entre lo que decimos con las palabras y lo que emitimos con el lenguaje no verbal. 7 a 3 a favor del segundo, de manera que os recomiendo encontrar el video de la señora y analizar la forma en la que usa el bastón de mando, afirma los pasos sobre el suelo o se posiciona con respecto al conjunto de jerarquías y acompañantes. Espectacular, de verdad: si yo estuviera en su círculo cercano, le recomendaría que se lo hiciera mirar, que esas actitudes dan para mandatos muy largos –demasiado – o muy cortos, pero no acordes con los cuatro añitos que determina nuestra ordenación.
El PP va a gobernar tras las próximas elecciones y juro que lo acepto al 100% y además, aseguro que el PSOE no se merece gobernarnos en una larga temporada. Acepto las reglas de la democracia y no tengo nada que objetar. Dicho eso, también confieso que me dan un miedo absoluto. Por lo menos yo veo muchas señales que anuncian su verdadera naturaleza de custodios de los valores patrios, esos que acumularon caspa, cera, mantillas y collares con los que sepultar a una sociedad dominada por la falsedad. Los mensajes son rancios, antiguos, duros, correosos y un bastante revanchistas: volveremos a ocupar el lugar que el derecho natural y el divino nos ha reservado siempre. Nos echasteis de mala manera y con malas artes y lo vais a pagar caro.
Cada silencio de Rajoy, para mi y desde mi propia subjetividad, se llena de sórdidas amenazas: la fundación FAES estudia la viabilidad de implantar el co-pago en los servicios recibidos en la seguridad social; silencio sobre determinados temas sociales importantes, como la nueva Ley del aborto; el sistemático boicot a la ley de dependencia en las comunidades gobernadas por ellos, como Madrid; el silencio absoluto sobre la corrupción; silencio... siempre un silencio que evita el compromiso y la claridad.
Nos acecha un futuro en el que el PP mandará y probablemente, mandará mucho, de manera que sería mejor que todos supiéramos lo que ese futuro nos depara, que la incógnita da mucho miedo, de verdad, tanto como la hipocresía de una iglesia que públicamente reniega del divorcio y de los divorciados a la hora de comulgar y cuando llega una divorciada, madre soltera, que ha recurrido a la fecundación in vitro para tener una hija sin marido y luego se ha vuelto a casar con un divorciado, le da la comunión encantada porque “esta es delos nuestros”. Si señor, que el rasero lo ponen como les da la gana y el club es suyo. Y que conste que a mi, personalmente, me parece que el perfil de la señora - muy en al línea de mi vida es mía - infundía más esperanza de lo que luego ha demostrado su ejecución al mando.

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