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sábado, 19 de noviembre de 2011

El deseo como maldición

¿Puede el hombre eliminar el deso  como vía para alcanzar la felicidad?
Una parte de las enseñanzas de Buda parecen centrarse en la eliminación del deseo como fuente constante de frustración e infelicidad, sabio consejo que nunca he podido seguir y sobre el que he pensado en muchas ocasiones. Desde la famosa frase del libro de Siddharta "se pensar, se ayunar y se esperar" le he dado bastantes vueltas a la idea del deseo como motor, barrera, obstáculo y motivación. Cada momento de la vida parece generar una serie de deseos que son coherentes con el entorno y con nuestra biología, pero también es cierto que los deseos permanecen y se prolongan más allá de lo que es viable.
Desear lo posible se considera bueno y llegamos a confundirlo con la motivación; desear lo que nos resulta imposible o inalcanzable es fuente de infelicidad, así que sería un hombre sabio aquél que pudiera discernirlos y planificar sus actos para alcanzar lograr los posibles y olvidarse de los imposibles. El otro día un amigo escribía en Facebook una frase que decía lo siguiente "Jamás podrás arrancar de tu cerebro lo que no hayas matado antes en tu corazón".
Al final, son muchas las ideas que vienen a decir lo mismo y que aconsejan aquello que al hombre le resulta más difícil: olvidarse de sus sueños y aceptar la realidad sin desear cambiarla o actuar sobre ella, pues sólo esa indiferencia nos permite ser de verdad libres y felices.
¿Podemos, de verdad, ser felices eliminando el deseo, la pasión y todas esas grandes emociones que nos mueven día a día? Debe ser verdad, pero yo confieso que sigo sufriendo entregado a esos deseos que jamás satisfaré. Cosas de la condición humana.

1 comentario:

  1. Vivir sin deseos, vivir sin vicios, vivir sin la parte más canalla de la persona debe ser aburridisimo y a partir de cierta edad un castigo difícil de soportar. Como decía el abuelito del chiste: ¡Ay Señor, se piados por favor, ya que me has quitado las fuerzas, quitame las ganas !!!

    Un abrazo.

    Jorge

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