Los gobiernos de España, tanto Zapatero como ahora Rajoy, subvencionan la llamada primavera árabe con una buena cantidad de dinero. Se supone que eso se hace para que los países ayudados puedan ponerse en marcha hacia una sociedad...¿Que sociedad apoyamos? ¿Que sociedad van a construir estos países ayudados con dinero español? Las preguntas no son gratuitas y a mi, personalmente, es algo que me preocupa bastante, pues las noticias que van llegando desde la zona no nos cuentan nada bueno.
Si nos atenemos a los titulares, y reconozco que el tema merece más detalle del que tengo a mano, la situación general habla de gobiernos surgidos de elecciones más o menos válidas que tienen, como característica común, el componente religioso para dirigir su programa de gobierno. Si eso es así, a uno le dan millones de patadas en la espinilla, pues de una forma directa, inmediata e indubitable, España está subvencionando, con un dinero que nos cuesta mucho encontrar, la discriminación de millones de mujeres a las que condena a vivir una vida de segunda clase.
Los pueblos tienen el incuestionable derecho de gobernarse a si mismos como mejor les parezca en paz, libertad, concordia y armonía y nosotros tenemos la absoluta libertad de decir si el modelo social por el que optan nos gusta o no nos gusta, si es coherente con nuestros valores o no y si apoyamos o no apoyamos lo que cada cual ha hecho con su capa, sayos o mantas, que igual da. De hecho, son muchas las atletas de países árabes que han tenido y tienen muchísimos problemas a la hora de participar en competiciones deportivas vestidas con algo que no sea un saco de yute.La situación global de la mujer en el mundo es penosa y clama a todos esos cielos que permanecen cerrados para ellas, que no olvidemos que el Vaticano les reconoció el alma hace un cuarto de hora.
Si de verdad queremos apoyar esa llamada primavera árabe, hay una forma comprobada de ayudar a que esa primavera florezca: destinar todo ese dinero a programas relacionados con la mujer. Lo que ellas tocan, ejecutan y trabajan, funciona al ciento por ciento, mientras que cualquier dinero inyectado en los canales oficiales se pierde en corrupción, mala gestión y apoyo a la discriminación de forma automática.
Puede que sea una opinión muy personal condicionada por experiencias y vivencias, pero creo firmemente que hay más futuro y con más calidad dentro del mundo femenino que del masculino y si a eso añadimos la absoluta necesidad de destruir la discriminación que supone la religión, todas ellas, para la mujer, creo que destinar esos fondos de ayuda a ese objetivo tendría mas lógica, más resultados y nos daría a todos una tranquilidad que ahora no tenemos.
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