Heroísmo de cloaca

Heroísmo de cloaca

Ayer se le impuso la máxima condecoración posible, la laureada colectiva, al regimiento Alcántara por su heroísmo en el desastre de Annual. (22 de Julio de 1921). Y me parece que dicho así suena neutro tirando a mal, pero si se analiza el contexto y las circunstancias de esa gesta, veremos que es algo deleznable por las muchas implicaciones que tal acto tiene.

En primer lugar, la guerra de Marruecos fue una de las más desastrosas y vergonzantes derivaciones coloniales de la pérdida de Cuba y Filpnas, el último intento de colocar y quitarse de encima a los espadones ociosos en busca de ascensos y dinero.

Segundo, esa guerra supuso la consagración de la corrupción tanto en el plano político - los famosos soldados de cuota que pagaban esclavos y carne de cañón gracias al dinero de papá - como en el de la vida militar, dominada por un río de dinero negro, tráfico de influencias para lograr los mejores puestos donde el ascenso era rápido y fácil y por último y la peor, la corrupción moral que supuso la concatenación de acciones sin sentido en busca de bajas numerosas que daban lugar a que el escalafón corriera oportunamente.

En el desastre de esa guerra se labró la tumba el propio rey Alfonso XIII, padrino de boda de Franco y se enconaron las enormes diferencias sociales que tanta sangre costaron entre el 31 y el 36 y que de tan lejos venían y tan lejos llegaron. Si queremos recordar acontecimientos relacionados con la aventura africana de un ejército absurdo y ambicioso, podemos empezar con la semana trágica de Barcelona entre el 26 de Julio y el 2 de Agosto de 1909 y la revolución de Asturias de Octubre del 34 ahogada en sangre por las tropas africanas comandadas por un Franco que hacía prácticas para la futura guerra civil.

Mientras el PP y la derecha claman contra el "revanchismo" de la Ley de Memoria histórica que aspira a que las cunetas de este país dejen de estar llenas de muertos sin nombre, el gobierno de Rajoy, con la excusa de reconocer los méritos y el heroísmo de aquellos que no tuvieron otra opción que la muerte causada por la incompetencia de sus mandos, inútiles y corruptos, nos recuerda que no todos los muertos son iguales, que todavía hay clases y que, efectivamente, la muerte no es el final y no nos iguala a todos.

La derecha de este PP, rancio él y autoritario, sigue pensando que al cielo irán, como siempre, los de siempre.