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jueves, 25 de octubre de 2012

La banalización de lo importante


Si el otro día mandaba a mis amigos un enlace que criticaba la exaltación social de la ignorancia, (http://www.paralelo36andalucia.com/sobre-el-creciente-prestigio-social-de-la-ignorancia/?) hoy toca hablar de la banalización de lo importante, de la pérdida de rigor y compromiso con las funciones y cometidos que deben marcar camino, opinión, tendencia y posición.
El caso de Mariló Montero, por mucho que la chica haya demostrado tener menos luces que un mechero, no es sino uno de los muchos que vamos encontrando y que amenazan con convertir a los medios de comunicación en algo sospechoso alejado del antiguo prestigio que todos les otorgábamos. Opinar en España consiste, básicamente, en ser capaz de gritar improperios zafios y sin sentido que nada tienen que ver con el conocimiento o dominio de la materia tratada. Es lo mismo que se hable de materia oscura, energía nuclear o derecho internacional: aquí estoy yo y pontifico sobre lo que haga falta despreciando al experto por comedido, aburrido o por lo que mejor convenga para poder montar un bonchinche en el que nadie se aclare.
Redactar y firmar un editorial en un medio de comunicación es una tarea que se encomienda a muy pocos y muy buenos, pues esa firma y lo que rubrica compromete no sólo al que escribe o habla, compromete al medio: ES el medio el que se pronuncia en uno u otro sentido y esa opinión define a la totalidad del nombre con respecto al tema tratado.
RTVE ha hecho, como mucho otros, dejación de responsabilidad y ha actuado con una negligencia dolosa dejando que una indocumentada se valga de un medio de comunicación colectivo para hacer pública su ignorancia, su incultura y una gran dosis de pueblerina superstición medievalista.
Pero siendo grave, lo peor es que son los propios medios los que dejan que su calidad y su rigor se despeñen por el camino de la mediocridad y la falta de talento; son ellos los que vacían las redacciones de profesionales consagrados y reconocidos apostando por jóvenes baratos y mal pagados que aportan el máximo que su falta de experiencia les otorga.
Se está entregando el poder a la ignorancia y lo vamos a pagar con sangre.

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