De vez en cuando nos encontramos con situaciones que hacen sencilla la física más avanzada y nos permiten comprobar que la luz tiene más de una naturaleza; esa que nos deja pisar y disfrutar los senderos que se forman sólo para que podamos disfrutarlos cuando todo es perfecto.
Hoy he tenido la suerte de poder caminar los senderos de luz nueva en compañía de otro afortunado que conoce la clave que permite disfrutar de esos efímeros caminos. Son esquivos y se abren o se cierran al capricho de un matiz, de un leve color, de un rayo de sol que incide de una manera especial en el paisaje y entonces, sólo entonces, el camino real se desvanece y el paseo se eleva por encima de la nieve y del esfuerzo para hacerse liviano como la luz que nos acoge.
De vez en cuando, solo de vez en cuando como hoy, la magia se hace luz y nos permite andar por esos senderos que permanecen cerrados para todos aquellos que no creen en ellos.
Las imágenes hablan por si solas. El espectáculo de esta mañana es un lujo que disfrutamos unos pocos, sólo aquellos que antes de que el sía despierte estamos allí para esperarlo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo