Un corzo inicia el camino
La verdad es que de lo que de verdad es el Zen, servidora no tiene ni idea, pero si he de hacer caso a lo que de tal concepto me ha salpicado, hoy he tenido un día muy cercano a lo que normalmente se entiende por tal.
La mañana, que ayer no prometía nada más que viento y mal tiempo, se ha abierto espléndida y templada, ideal para andar por la sierra. Tan bien pintaba la cosa que cuatro corzos,vigilantes del bosque, han decidido acompañarnos en vista de que no venían los perros, que como que les dan mal rollito.
Idos los corzos, el agua ha tomado el mando y se ha dedicado a cantar canciones nuevas que hace meses no se oían en la zona.
¡Pero qué canciones! Todo el bosque se ha llenado de diferentes melodías, altas, bajas, más rápidas, mas lentas, mas fuertes, mas suaves y todas ellas listas para ser escuchadas con calma, dedicando tiempo y tranquilidad a ver y escuchar cómo el agua se desliza por planchas de piedra y cascadas de hielo; cómo excava túneles bajo la nieve para aparecer en cascadas y cantar con ganas que llega la vida de la mano del agua.
Hoy el paseo ha sido largo y cansado pues la nieve siempre trata de pegarse a los pasos para que no rompas el encanto de un manto limpio y continuo.
Hoy podría ponerme mucho más cursi, pero basta con decir que el paseo ha sido estupendo y la adrenalina ha hecho su efecto, así que voy a ver si como y me echo una siestecita bien ganada.
Suerte con la tarde del domingo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario