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sábado, 19 de enero de 2013

Más allá del cambalache



Más allá del cambalache, sólo habita la locura. 
Atentos a la letra, que vale la pena y hay rótulos


Si el Siglo XX llegó para cambiarlo todo y convertirlo en un cambalache infecto, el XXI se ha pasado de la raya y camina hacia terrenos desconocidos que están más allá del cambalache y mucho más allá de palabra alguna registrada en el diccionario. No hay un término que describa, en la exacta y necesaria medida, todo lo que está pasando en España y lo que, por desgracia, estoy seguro nos depara el destino en los próximos años.
La justicia y los escándalos llegan, como la antigua RENFE, con algo más de un lustro de retraso, de manera que está por conocerse lo más granado del despelote de corrupción general en la que nos han instalado. Y en total acuerdo con mi amigo Jose Luis, lo malo es que no veo la solución, el cambio o la necesaria catarsis por ninguna parte.
Si veo, noto y compruebo cada día la desafección, la desgana, el desengaño, el enfado y la indignación, pero nada que huela a recambio. Los partidos están a años luz y en un universo paralelo con respecto al común de los mortales; los sindicatos son tan “sistema” como los mismos partidos y comparten el descrédito mientras que fuera del sistema, como ya hemos comentado, sólo habitan el fascismo y el populismo.
Así pues, ¿dónde miramos? ¿Que organización o que estructura social tiene tejido como para crecer y albergar el necesario “aggiornamento”? ¿Se puede formar y crear “ex-novo” sobre la única base de la indignación y el rechazo? Sinceramente, creo que no: sólo nos movemos en espasmos cortos y rabiosos, pero no hay meta, no hay estrategia, no hay “cuerpo” doctrinal que diseñe lo que el futuro necesita para España.
Vivimos sepultados por una inmensa burocracia que ampara la existencia de un sistema corruptible que, efectivamente, se ha corrompido y en esa gangrena putrefacta nos van a mantener llevando, de vez en cuando, alguna víctima a la hoguera para justificar ante las masas que el sistema funciona, pero es mentira: estamos y vivimos en el oscuro territorio que se haya más allá del cambalache.

3 comentarios:

  1. Te doy la razón en casi todo, sólo discrepo en tu conclusión pesimista sobre el cambio de rumbo, creo que el rechazo de los ciudadanos y la indignación son la base del cambio, tanto en los siglos pasados, como en la actualidad. El pensar que la protesta no sirve de nada les da alas a éstos que nos gobiernan con despotismo y cinismo desmedido, reivindicar justicia y decencia es nuestro derecho y aunque ya le han dado zarpazos varios a la libertad de expresión, han podido comprobar que es un derecho difícil de atacar sin que la ciudadanía se les eche encima. Y por ejemplo pongo la prohibición de la concentración de SOS Bebes Robados, que incluso en pleno terremoto del caso Bárcenas, no paso desapercibido en los medios, al menos en aquellos que denuncian sin tapujos los abusos que se están cometiendo.

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  2. Buen, esperemos que Ana tenga razón, que siempre será mejor

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  3. Vaya, mirando mi comentario menudo rollo que he soltado. Yo tambien espero no equivocarme, si hay alguna posibilidad de cambiar las cosas es denunciando sin "pelos en la lengua", bastante manipulados están ya buena parte de los medios de comunicación.

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