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jueves, 18 de abril de 2013

Las fuerzas idas



¿Qué le ha pasado a España que se halla sumida en una dejadez inerme? ¿Dónde perdimos la fuerza de querer, la voluntad de actuar y pelear por nuestras vidas? ¿Qué opio malsano se introdujo en el ánimo colectivo para dejarnos en este estado de inacción? ¿Qué mentiras convertimos en verdades y que engaño se apoderó de la verdad del esfuerzo?
Analizar la sociedad española es mirar de lejos la historia de una degeneración moral que amenaza con extender su sombra por todas las edades; por todos los estamentos y convertir lo anómalo en regla; lo absurdo en habitual y lo nocivo en alimento cotidiano.
Tuvimos fuerza, tuvimos espíritu, tuvimos sueños por los que luchar, trabajar y pelear y nos hemos dejado adormecer en un clientelismo paniaguado para acabar inermes ante un poder que, ahora, abandona sus deberes y nos entrega, atados de pies y manos, convertidos en meros elementos de un negocio en manos de un poder financiero que señorea parlamentos y consejos.
Hemos sido débiles ante la droga de la comodidad; hemos creído que ser da derecho a tener y hemos inmolado libertad y deber en el altar de la comodidad y la desidia moral. España se ha corrompido y ha perdido el nervio, el impulso vital de la honradez y el trabajo; del esfuerzo como exigencia diaria y el compromiso diario con nosotros mismos como motor vital y energía colectiva. Nuestros jóvenes marchan, contaminados de nuestra desidia en busca de un futuro que les hemos cerrado, nuestros políticos se han manchado con toda clase de delitos e inmoralidades contaminando al país entero con sus propias miasmas tóxicas.
Como la generación del 98, vemos deshacerse un país entre nuestras manos sin que nuestros dirigentes sean conscientes del papel que ellos mismos desempeñan en el desastre sin querer emprender el camino de la regeneración necesaria. El esfuerzo y el empeño, el nervio y el deseo es algo ajeno a las etiquetas ideológicas como lo son la honradez y la ética; conceptos y actitudes sin las cuales seguiremos condenados a la nada.

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