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viernes, 29 de noviembre de 2013

Contra un estado policial, arbitrario y represivo


 A LA CALLE QUE NOS DAN LA HORA

Lo que el Ministro Fernandez Díaz ha prestado hoy en el Congreso es una ofensa a los ciudadanos, un intento de hurtar nuestras garantías judiciales y dejarnos inermes ante la arbitrariedad de la policía y de la administración del estado, representada por una caterva de fanáticos ordenancistas digna de figurar en los cuadros distinguidos de cualquier dictadura. No es que sean de derechas, es que son incapaces de comprender el orden social en el que están inmersos y consideran que la libertad de expresión, la libre opinión y el derecho de manifestación son contrarios a ese orden que ellos creen natural y tienen interiorizado y que, los demás, mucho más simples y directos en el análisis, denominamos fascismo.
Lo que hace esta ley es evitar que los jueces intervengan según los criterios constitucionales para aplicar, bajo una denominación falsificada, sanciones “administrativas” que se hayan muy lejos de la realidad cotidiana de los simples mortales; esos a los que ellos desprecian y atemorizan con hipotecarles la vida a perpetuidad.
Tras derribar la estructura de servicios públicos y un tímido inicio de estado del bienestar -insisto, tímido inicio - saben que estamos con muchas ganas de cagarnos en sus muelas y prefieren que las calles se llenen de temor a la arbitrariedad policial. Serán ellos y  sus gorilas amaestrados con ganas de dar caña, los que decidan si hemos puesto mala cara mientras alguno de ellos nos rompía el alma por el mero hecho de pasar por allí y aplicarnos la “modesta multa prevista”. De 1.000 a 30.000 eurazos si el interrumpido paseo estaba cerca del Congreso.
Esta ley no es sólo contraria  la Constitución, es que de aprobarse, debe ir inmediatamente ante el tribunal europeo de derechos humanos, que me juego la barba a que no hay un solo tribunal, por amaestrados que estén sus componentes, que no se rasgue las togas ante tamaño desatino.
Sr. Ministro, antes de que su ley entre en vigor y pueda costarme un pastazo: es Vd. un fascista de libro, un fanático peligroso y un elemento nocivo para la convivencia de este estado. 
Imagino que nos encontraremos todos en las calles protestando contra esta ofensiva que pretende arrinconarnos y convertirnos, a todos, en mayoría silenciosa, atemorizada y reprimida. 

Por mi, se pueden meter su ley allí donde no alumbra el sol y resulta bastante incómoda de transportar.
¡A LAS BARRICADAS!
Obligatorio recordar la canción del video que encabeza la entrada

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