Daños, vallas y fronteras



¿Hay que pedir un informe para saber que matan?

Rajoy no sabe si las cuchillas instaladas en las vallas fronterizas con Marruecos “pueden afectar a las personas”.  El Sr. Presidente del gobierno nos llama idiotas a todos; salvo que el idiota sea él y entonces, lo seremos todos por votar a un idiota y ensalzarlo hasta la presidencia para que sus idioteces sean las de todos y sigamos haciendo grande  la majadería esa de la “marca España”.

Esas concertinas, para aquellos que no las hayáis visto de cerca, asustan. Mi primera experiencia con ellas tuvo lugar en El Salvador y he de confesar que reflejaban, perfectamente, la historia de un país en guerra. Dan verdadero miedo y se veían en todas partes: en las cimeras delas vallas de las casas, en los cercados de solares y descampados. No son tímidas sugerencias como nuestro familiar alambre de espinas, no: son verdaderos guardianes armados hasta los dientes que amenazan con hacernos trizas si nos atrevemos a intentar pasar por encima o a través de ellas.

Estos días estamos viendo fotos de sus efectos sobre los cuerpos de aquellos que se atrevieron a intentarlo y las imágenes son espeluznantes. No podía ser de otra forma y no me extraña nada, pero sí me escandaliza que el Presidente del Gobierno –esta vez sí, con mayúsculas – ejerza tan desahogado cinismo. Rajoy debe saber varias cosas que son indiscutibles:

1º.- Esas concertinas –así se llaman – matan. Directa, sencilla y claramente.

2º.- Las vallas que se han montado en Ceuta y Melilla son una minucia que nada pueden contra la marea de hambre, injusticia, persecución, guerras y miseria que viene de África. Tan sólo estamos pagando a Marruecos para que nos haga de sicario y deje, a esa pobre gente, abandonada en el desierto o apaleada al borde de la otra frontera.

3º.- Fronteras: el hambre las desconoce y nada pueden si nosotros, los que podemos, seguimos cambiando recursos por miseria y corrupción abandonando países enteros en manos de esbirros corruptos que nos favorecen a nosotros a costa de la vida de sus ciudadanos.

Haría bien, el Sr. Presidente, en pedir informes certeros acerca de esos tres puntos y dejar de decir imbecilidades, que buena falta le hace.