Sin palabras
Dicen los castizos que una cosa es predicar y otra dar trigo, matiz especialmente indicado al tal Paco I cuyos actos empiezan desmentir a sus palabras de forma preocupante. Mientras que él se dedica a engatusar dulcemente a los rebaños, promociona lobos cuyo destino es diezmar a las ovejas descarriadas, que ocultas en el estómago de los pastores, se nota menos que desmerecen la pátina del resto.
Viene esto a cuento del nombramiento del primer príncipe de la iglesia creado por su santidad, por cuyo capricho un reaccionario fascistoide de la peor especie se ha convertido, gracia del palomo por medio, en príncipe de la Iglesia. No hay mucho más que comentar, que por sus actos los conoceréis y Francisco sigue la tónica de los dos últimos Papas y sigue llenando el colegio cardenalicio de gentes que no se separarán ni un milímetro de las instrucciones inquisitoriales del Martillo de Herejes.
Luego nos dirán que los rojizos estamos encarados con él y lo que se quieran inventar aquellos que ya cuestionan si a este hereje se le debe obediencia, pero lo cierto es que lo que ha sido será y no hay nada nuevo bajo el sol.
Dos mil años de historio imprimen carácter y no es cuestión de dejar la viña sin custodia, que luego pasa lo que pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario