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miércoles, 19 de febrero de 2014

UN DISCURSO EJEMPLAR

Gracias al traductor, por supuesto

Reconozco que no conocía a Ellen Page antes de su espléndido discurso, el mismo que encabeza esta entrada y que debería ser obligatorio como material formativo y didáctico. Un ejemplo de mesura, de positivismo, de realidad y de bonhomía sin connotación negativa alguna.
Es un discurso que nos recuerda el castigo que sufren aquellos a los que se señala como diferentes, distintos; peores. Sin entregarse al fácil victimismo, nos habla del actual sufrimiento de muchos que no tienen culpa, que no eligen, que simplemente expresan su naturaleza a pesar de que, muchas veces, ese impulso es rechazado por aquellos que lo sienten. La culpa llega a interiorizarse y a convertirse en una pesadilla que acaba en una explosión de autoafirmación que debe luchar contra un mundo injusto, muchas veces violento y siempre hostil.
La homosexualidad es y se produce desde que el hombre es hombre y es, simplemente, una alternativa natural de la sexualidad que decide vocalizarse allí donde más o menos le da la gana. Nos han intentado enseñar la homosexualidad como una alteración, como una desviación o incluso, como una enfermedad. En mi carrera llegamos a estudiar terapias de reeducación sexual - así, como suena- desarrolladas a petición de aquellos que llegaron a asumir su tendencia como un trastorno del comportamiento que podría ser objeto de terapia, hasta ese punto llega la asunción de la culpa y del rechazo por la propia sexualidad.
Esta chica me ha impactado por la sencillez de sus palabras y por la intensidad de sus sentimientos; por la naturalidad con la que pide que cese la lucha y la violencia contra aquellos que no son iguales a nosotros; paz para aquellos que descubren, como suyo, un mundo ajeno a los "normales". Paz para todos, unos y otros viviendo tranquilos y sin culpa lo que el amor ofrece a todos y a lo que todos tienen derecho.
Un amor sin sexo definido cuya felicidad y cuya generosidad derrama sobre todos. Simple y bonito, muy bonito.
Admirable discurso y admirable chica, si señor. Ejemplar.

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