España canjeó dos espías franceses a cambio de de la entrega de etarras. No se si alguien se rasgará las vestiduras, pero la relación entre los estados disfraza de alta diplomacia lo que no deja de ser un trueque tan antiguo como el mundo. España inició ese tipo de cambio con el AVE, que llegó cargado de etarras montados en la tecnología francesa de alta velocidad. Lo normal.
Todo es susceptible de compra y de venta, de trueque y cambio y es lo habitual entre los estados. Otra cosa es que nos parezca más o menos ético, pero este ejemplo es casi chusco: ¿espías franceses en España? ¿y se dejan pillar? Hace falta ser cenutrio, vamos.
La cosa se base en estar en posesión de algo que tenga valor para la otra parte. Los mayores se acordarán de lo que costaba conseguir el cromo que ilustra esta entrada y que se valoraba al máximo: tanto como dar a cambio todos los "repes" que se acumulaban para acabar la colección Vida y Color (¿Pesadilla, eh comáis?)
El juego del comercio es antiguo como el mundo y este ejemplo es uno de los muchos que podríamos conocer si es que todos se acabaran haciendo públicos.
Mejor no conocerlos, que nos podrían salir demasiadas ronchas y demasiado sarpullidos.
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